Algo de ternura,
un cuchillo que desgarre la inercia,
separar con calor el metal que me envuelve,
apostarle a algo que no sé cómo hacer.
Ya te tengo las canciones,
junto con el miedo de no saber si cantas o escuchas.
Tengo también espacio para casi todo,
hasta para lo que traigas y no me guste.
Hoy también te dí cinco minutos,
le dí mucho más a la tensión que me asfixia.
Confío en darte más a tí y menos a lo que me aflije,
si no fuera sólo por mí, si acaso estuvieras.
Mi camino aquí suele tener sólo dos sentidos,
ida y vuelta con escasos intermedios, rutina,
tiempo de sobra para rumiar el veneno de lo pendiente,
de lo que falta, de lo que fue y tuve, de lo que no llega.
He tenido el corazón a prueba, en fase de arritmia.
He tenido miedo y enojo.
He tratado de hacer de esta etapa un parteaguas,
o al menos una señal de alerta, de petición sentida de cambio.
Y mientras todo esto pasa te sigo silente,
rezando por recuperar la salud, por calmarme de algún modo.
¿Tú qué haces? ¿Qué vives? ¿Qué esperas?
Pasan los días...todo sigue cambiando en cierto modo.
Algo de un todo es esta inquietud,
este clamor de cosas simples que me alegren y que duren,
algo de un todo es esta balanza,
aparentemente descompuesta o amañada.
Algo de un todo es esta inmensa incertidumbre.
miércoles, febrero 13, 2008
Suscribirse a:
Entradas (Atom)