Tener, no tener,
suponer,
imaginar todo, todo tenerlo, sonreír,
abrir los ojos y encontrar lo mismo,
el mismo vacío,
la misma pieza repetida.
Acariciar la propia piel –siquiera-,
hacer una invocación para algo,
para un temblor que se lleve este ritmo soso,
para tener al menos drama.
Ver las fotos, los años fijos,
los sueños vivos,
las mil maneras en que se mueren
-o con suerte se convierten en otros-,
las frases cortas que todo lo alteran:
no cambio, no quiero,
te quiero, sí puedo,
no más, otra vez,
para qué, sólo sí,
y si…, no tanto,
¿en verdad?, no esperes,
haz de cuenta, ¿otra vez?
ya me cansé, ¡que bueno!
Salir a caminar, moverse sin querer,
ser una figura borrosa entre la multitud descolorida,
perderse para encontrar algo,
la conmiseración personal, el perdón,
o ¡por dios!,
una verdadera epifanía,
unos ojos tan diferentes como lo más próximo.
Entre tanto,
tener, no tener,
decidir, esconderse y esconder,
abrirme y dejarme caer.
El amor largo quizá vendrá furtivo.
suponer,
imaginar todo, todo tenerlo, sonreír,
abrir los ojos y encontrar lo mismo,
el mismo vacío,
la misma pieza repetida.
Acariciar la propia piel –siquiera-,
hacer una invocación para algo,
para un temblor que se lleve este ritmo soso,
para tener al menos drama.
Ver las fotos, los años fijos,
los sueños vivos,
las mil maneras en que se mueren
-o con suerte se convierten en otros-,
las frases cortas que todo lo alteran:
no cambio, no quiero,
te quiero, sí puedo,
no más, otra vez,
para qué, sólo sí,
y si…, no tanto,
¿en verdad?, no esperes,
haz de cuenta, ¿otra vez?
ya me cansé, ¡que bueno!
Salir a caminar, moverse sin querer,
ser una figura borrosa entre la multitud descolorida,
perderse para encontrar algo,
la conmiseración personal, el perdón,
o ¡por dios!,
una verdadera epifanía,
unos ojos tan diferentes como lo más próximo.
Entre tanto,
tener, no tener,
decidir, esconderse y esconder,
abrirme y dejarme caer.
El amor largo quizá vendrá furtivo.
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