Abre los ojos,
piérdete en las distancias imposibles.
No preguntes qué se oculta detrás;
sólo mira,
allá,
a donde nunca llegarás consiente es tu destino.
No te pierdas en conjeturas inocentes,
Mira,
¡Mira¡
Húndete en el sopor de la ambrosía,
siente el aire vertical,
disfruta el trance que te priva los sentidos.
Vive
-aquel lugar sin suelo nos precede-,
olvida las horas muertas y las que vendrán.
No cuentes las estrellas ni pienses que la luna es manantial.
Deja a las flores morir en la enramada,
sigue móvil,
abstracto.
Magma debe fluir por tus venas creando sendas, abriendo heridas,
cerrando cruces.
Un ave parte el cielo con sus alas ocultándose detrás del horizonte.
Alégrate pues traza la ruta de tus sueños.
Sumérgete bajo la furia de las olas,
descubre las voces de los peces.
Ahí,
bajo el agua,
viven tus secretos esperándote con el amor del amigo;
en el lugar inalcanzable,
en el empíreo corazón del universo indivisible.
Expande,
mueve en dínamo tus brazos
al escuchar por un momento los rumores de la tierra.
Vuelve pues de esta incursión,
camina a donde se te espera.
Habla de la belleza de estar en donde no has estado.
Hazte escuchar y ríe.
No permitas que te sobresalten los oídos cerrados,
conoces ya una parte de la dicha de la muerte,
olvídala y vive mientras tengas fuerza en el corazón.
Mantente atento,
puedes no estar solo,
quizá encuentres tu camino.
Puedes privarte de ver mas nunca de percibir,
ahora que algo dentro de ti
te pide que nunca lo abandones.
Nunca lo dejes ir,
no le des forma
color o nombre.
Mantenlo cerca de ti pues te continuará a través de los años para luego guiarte cuando tu cuerpo se detenga.
Entonces será fácil volver a donde alguna vez fuiste.
Por lo pronto,
mantente atento.
sábado, julio 14, 2007
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