tengo en el alma un cristal
tengo una aurora,
un motivo que juega a esconderse y me despista
y un refugio para tristes corazones
una lágrima con un mundo secreto va conmigo
-así como me acompañan los anhelos-
¡con tantas cosas voy y no sé distinguir caminos¡
a veces la lágrima rueda y el mundo revienta
soy arrasado,
herido,
nunca muero
lloro lágrimas vacías para ennoblecer el vendaval
un momento de piedad seca mi rostro angustiado,
la brisa leve vuelve,
los ojos cansados se cierran
ésta nueva calma viste la piel de la tristeza color sepia
un nuevo génesis comienza,
la maldad desfila encarnándose en senderos bellos,
la benevolencia por todos lados,
todo el tiempo,
presa de descubrir el sentido camino a un lado, luego a tantos
hay un momento de claridad en que
ideas y sentimientos se hacen aire,
una bocanada desempaña el cristal, la aurora regresa.
Cuando muera mi carne se acabará el llanto
-se secarán las cuencas de mis ojos-
más no morirán los mundos y no cesará el quebranto
alguien más despertará de su sueño ceniciento,
y mirará el cielo
cuando sus lágrimas se animen y sea arrasado,
el mundo que manaba de mis ojos será su piedad y una y otra vez habrá auroras.
domingo, julio 15, 2007
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