sábado, julio 14, 2007

nieve casi agua

Pudimos caminar mucho más,
pero el paraje decidió por los dos.

-¡éste es el lugar¡-

Nuestro confín del mundo,
del azar.

Y ahí la nieve se fragmentaba,
y el sol jugaba entre las ramas
a veces quemando,
casi como tu boca silenciosa.

Lo demás se guardaba en el suspenso de la piel buscando piel,
y así,
descubrí nuestra soledad común,
nuestra existencia tan fraguada
horizontal y vertical.

Prados y laderas contoneándose,
nuestro descanso menguado,
dejándose agitar al rumor de abetos y suspiros
caminamos.

Sí,
la ruta que nos lleva a explorarnos,
en la quietud de nuestros corazones,
de nuestra fe llamada amor,
del amor llamado NOSOTROS.


La nieve seguía su camino de agua,
el viento el suyo de caricia inexplicable.
El sol remarcaba su circunferencia,
y tú,
y yo,
el del arte perfecto del abrazo.

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